La
identidad se forma a través de la identificación de los individuos con su entorno;
su familia, su género, su época, su ocupación, su religión, su ciudad, su país,
entre otras cosas. La gran mayoría de las personas no tienen mayor problema
formándose su identidad; otros aceptan unas partes y modifican otras de acuerdo
a su propio desarrollo e idolología. Generalmente entre mayor información
maneje una persona, mayor va a ser su posibilidad de cuestionar algunos de los
cánones de su cultura y con ello modificar algunas creencias y alianzas.
A través de
la historia se puede ver que siempre ha habido sujetos inconformes que han
renunciado a su religión, sexo, patria, familia, etc. pero la introducción del
Internet ha abierto un gran boquete en los valores de todas las culturas. Por
ello la gente que tiene acceso a la información virtual tiende a cuestionar
cada vez más los preceptos bajo los cuales fueron instruidos. Para bien y para
mal, la difusión de información está produciendo un nuevo tipo de persona, que
maneja más datos y por lo tanto cuestiona más los valores de su patria, de su
género, etc. esto es solo el comienzo. Se puede ver que las generaciones
futuras van a formar parte de una cultura global en las que van a definir sus preferencias
en base a la información disponible. Esto va a llevar a la eventual eliminación
de las nacionalidades, los prejuicios y las identidades regionales. En otras
palabras, estamos en el preámbulo de la muerte de las identidades étnicas
fragmentadas y la consolidación de la raza humana; con todas las ventajas y desventajas
que esto pueda acarrear. (por Carlos Ponce-Melendez).